lunes, 23 de diciembre de 2013

-Capítulo 14_Acto de sangre fría

-Capítulo 14_Acto de sangre fría
-¡Date!
Salgo al pasillo dejando a Grim y a Beyond (que seguía chupando la sangre de la moqueta como si fuese su último recurso de supervivencia) en la habitación, preocupado por el estado de Date.
Es cierto que siempre ha sido un poco autista, pero esta vez es demasiado. Ni siquiera ha reaccionado cuando se ha clavado el cristal en el pie.
-¡Date!
El chico se vuelve hacia mí y me contempla en la semioscuridad del pasillo.
-¿Elle? -pregunta con voz suave.
-¿Eh?
-Elle está muerto, ¿verdad?
-¿De qué estás hablando? Trae el pie ahora mismo que te saque esa cosa.
Le siento en la moqueta y tomo su pie derecho entre mis manos temblorosas. No soy de esas personas que les dé especial asco las heridas, pero lo que estoy a punto de hacer no es precisamente agradable.
Intentando mirar lo menos posible, aprieto con los pulgares a ambos lados del tajo en el que se encuentra metido el cristal. Lentamente, la pieza de vidrio comienza a salir a la superficie junto con un borboteo de líquido caliente.
Se me empapan las manos de sangre, y la repugnante visión me nubla ligeramente la vista y me tapona los oídos.
Date permanece sin decir una sola palabra, ausente.
Aprieto los dientes. Unas gotas de sudor me resbalan por la frente filtrándoseme entre los labios.
-'Un poco más...' -pienso mientras aprieto con más fuerza la planta del pie de Date.
Finalmente, el cristal sale de la hendidura y cae sobre un charco de sangre viscosa.
Con un intenso suspiro pesaroso, me echo hacia atrás y me seco el sudor de la frente. Inspiro con fuerza intentando recobrarme y me acerco a Date para comprobar que esté bien.
Tiene la frente ardiendo, la frente y el cuello empapados de sudor y se ha quedado como paralizado.
Ha perdido mucha sangre, y del tajo sigue brotando más y más.
Sin pensármelo más, me quito la camiseta y con ayuda del pedazo de cristal, corto unas tiras del borde de abajo para improvisar un vendaje que detenga la hemorragia.
Me da bastante pena, ya que era una de mis camisetas favoritas, pero es más importante cortar el reguero de sangre que mana del pie de Date.
Cojo las tiras irregulares de tela y las anudo con fuerza entorno al pie del chico.
Parece que la herida sangra bastante menos y, finalmente, se detiene.
Agotado por la operación, me tumbo junto al chico y me quedo dormido sobre la moqueta.

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